lunes, 10 de noviembre de 2008

Sufrimiento de animales sirve para llenarse los bolsillos de dinero

Lima es una ciudad donde impera la informalidad. Venden de forma ilícita ropa, zapatillas, perfumes, golosinas, medicamentos, en fin, todo lo que uno puede imaginar, y por desgracia, los animalitos no escapan a esta pesadilla.

En el centro de Lima -en la cuadra 4 del jirón Ayacucho- se puede encontrar la forma más vil e inhumana de comercializar con la vida de los indefensos animales. Personas sin escrúpulos están paradas con cachorros en las mochilas tratando de venderlos como si se trataran de cualquier objeto.

Pero esto no es todo. Existen dos callejones que hacen de galerías en donde el panorama es desgarrador. No puedes hacerte el de la vista gorda al ver pequeños hámster que pelean por sobrevivir, canarios amontonados en una pequeña o gatos que apenas pueden moverse debido al pequeño espacio que poseen. Si esto no es maldad, ¿entonces qué es?

Al llegar a estos lugares, todos los vendedores te ofrecen el oro y el moro pero si sabes un poco de razas de perros es fácil descubrir la mentira. Caminando por el estrecho pasaje un señor de vestimenta sucia y voz ronca gritaba: “llévese el labrador, se lo juro que es de raza”. El cacharro en cuestión era negro pero con una mancha blanca en el pecho. Era obvio que era “chusco”, ya que los labradores de raza ya sean de color negro o hueso son de color entero, sin manchas blancas en el cuerpo.

Al seguir visitando diversas “tiendas” uno de los comerciantes se esforzó por vender un dálmata a tan solo 120 soles. Por supuesto, una vez más el ingenio del peruano es aprovechado para sacar la vuelta. Al averiguar la veracidad de la vacuna – ya que el vendedor aseguraba que el perro estaba vacunado y desparasitado - llamamos a dicha veterinaria (que según la hoja se encontraba en San Juan de Lurigancho) y descubrimos que el número no existía. Después de esto, no quedaron dudas a cerca de hasta donde son capaces de llegar las personas con tal de sacar el mayor provecho a las situaciones.

Pero por supuesto, no todo son perros. También están los conejos, gatos, tortugas charapitas, cuyes, etc. Ahora, al percatarte de la cantidad de animales, te das cuenta también las condiciones en las que estos viven: en una caja de vidrio de 20x20cm habían por lo menos 50 hámsters. Era inaudito como trataban de obtener un pedacito de zanahoria, al igual que un gato persa grande que estaba en una jaula donde tan solo podía mover su gran cabeza. Al ver estas desgarradoras escenas, es imposible que la piel no se te erice.

Pero claro, al menos los animales antes mencionados están al aire y no encerrados en una diminuta caja llena de papel periódico como es el caso de las pequeñas tortugas charapitas. Al preguntar el porqué viven así, el vendedor manifestó frescamente que era para abrigarlas. Pero, ¿no será que las venden clandestinamente? Por si muchos no lo saben, las tortugas charapitas están en peligro de extinción y su venta esta prohibida. Claro, que a los comerciantes esto poco o nada les importa. Lo único que desean es ganarse los ocho soles que cuestan estas pobres tortuguitas.

Al día, se calcula que cada persona vende entre tres y cuatro perros. Por supuesto, todos estos de “raza”. Otro de los animales con los que más se gana son con los diminutos hamsters. Es ahí, donde estos señores tratan de sacar el mayor provecho ya que el costo por un hámster no es más de diez soles y si le compras la jaula te dejan todo por un precio de no más de cuarenta soles. Es, de esta forma, en la que las personas sin importar el dolor o sufrimiento que les causan a los animales se llenan los bolsillos todos los días.

Pero a todo esto ¿dónde esta la sociedad protectora de animales? ¿Acaso esto no es un abuso? ¿Qué tiene que pasar para que esta institución se haga presente? ¿Hasta cuando seguirá la venta ilegal de animales? ¿Las autoridades pondrán mano dura a esto? Nadie lo sabe, lo único claro es que en nuestro país las instituciones solo están para hacer bulto y que las personas se aprovechan de los animales para ganar un poco de dinero. Los animales no tienen el don de comunicar cuando tienen hambre o sienten frío, y callan sus incomodidades y tristezas y se supone que son los humanos quienes tienen que darle amor y cuidado, aunque claro después de ver todos estos casos es fácil llegar a la conclusión de que son otros, los animales.

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